Sonría, por favor

Cada día me doy cuenta de cuánto sufrimos, a veces de forma inevitable y otras muchas, aunque no nos demos cuenta, casi podemos decir que es por gusto porque hay formas de evitar muchos de los malos ratos que pasamos a lo largo del día.

Tenemos por costumbre hacer nuestros los padecimientos de otros, escuchar las noticias y luchar contra situaciones que no está en nuestras manos resolver, ponernos metas que de antemano sabemos que tenemos muy pocas opciones de cumplir, y aun así, cuando vemos que no conseguimos resolver esos problemas que de nosotros no dependían, cuando no conseguimos llegar a esas metas que parecían imposibles, nos sentimos frustrados...¿por qué? ¿por qué seguimos luchando contra imposibles? ¿por qué hacemos de nuestra vida un camino de espinas? La vida no es fácil, pero tampoco es tan complicada....el día tiene ya demasiadas presiones, demasiadas noticias tristes y demasiadas cosas difíciles como para complicarnos nosotros aún más.

¿Por qué no sonreímos más cuando nos encontramos con nuestros semejantes? ¿Por qué en ciudades grandes, como la mía, la gente anda con la cabeza agachada y, si puede, evita mirar al prójimo? Nos comportamos de forma independiente y eso no es malo, pero no consigo entender porqué perdemos humanidad y sensibilidad respecto a los otros. En esta vida, y hablo por experiencia propia, ser feliz no es tan difícil como pintan, sonreír cada mañana, primero a ti y luego al resto, ser amable, confiar en las personas, dejarte querer y querer a los demás, deberían ser actos obligatorios para cada día de la semana. 

Todos tenemos genio, todos tenemos momentos complicados y en ocasiones mal humor pero no se puede vivir amargado, pensando en lo que me hicieron, pensando en lo que pasará, imaginando que el otro quiere hacerte mal, incómodo en tu trabajo diario, sin encontrar una vía de escape al estrés y un momento para mirar a tu alrededor y ver todo lo bueno que tienes...Cada vez que las personas que no saben gestionar sus sentimientos, su amargura, sus sinsabores y sus pensamientos más negativos, se cruzan con otros tienden a demostrar su estado anímico, como si eso fuera a aliviar su pesar.

No nos damos cuenta de que cuando sonreímos al resto, cuando hacemos gala de buenos modales, cuando somos amables, no solo nos convertimos en mejores personas haciendo el camino de aquellos que se cruzan con nosotros más agradable, si no que además esto revierte directamente en nosotros mismos, y aquí también hablo por experiencia, con cada sonrisa me suelo llevar otra gratis, con cada gesto amable me llevo igualmente una mirada directa, una sonrisa sincera, en esto, como en casi todo hay efecto "boomerang" así que antes de lanzar deberíamos pensar primero en qué queremos recibir, parece fácil pero debe ser que no lo es si nos fijamos un poco en cómo funcionamos habitualmente...

Seria bueno reflexionar sobre ello y participar de forma consciente con nuestro entorno, seríamos más felices.

Y no te olvides de algo que yo siempre digo, "La felicidad no es el fin, es el camino"...


Ana