Una nueva oportunidad ... ¡Feliz 2022!

¡Hola! Un año más por aquí, lo cual no es poco, viendo cómo está la cosa y tras los dos últimos años, de ola en ola...

Sinceramente, este año no he hecho grandes reflexiones en esta recta final, y este correo siempre es un buen momento.

Aun así, el hecho de haber pensado menos en ello, el no hacer balance como tal, me dice mucho de mí misma y, lo mejor de todo, es que me gusta lo que me dice. La verdad es que ni siquiera soy capaz de recordar en orden las cosas vividas en este 2021, y además algunas se me mezclan con las de 2020, y es que estos dos últimos años han sido, cuanto menos raros, por un lado, parecen larguísimos y, por otro, han pasado volando y, de repente, estamos entrando en 2022. Supongo que es solo un ejemplo de lo relativo que es el tiempo.

Qué deciros, que despido el año con una sensación curiosa, si pienso en la situación que tenemos, en la sociedad, en los medios de comunicación, en la forma de actuar de mucha gente, no sólo en cuanto a este tema del virus, sino en general, siento cierta tristeza e indignación, pues creo que las cosas podrían ser mucho mejores. Pero, por otro lado, esta misma sensación me hace valorar mucho más lo que tengo y, sobre todo, a quienes tengo en mi vida, a mi lado, pues a veces tengo la sensación de vivir en una pequeña burbuja, aislada de tanta aspereza social, enfrentamientos y despropósitos, lo cual me alegra enormemente y sólo puedo estar agradecida.

A pesar de todo, a pesar de esta visión algo más negativa de lo habitual para mí, o quizá solo más realista, sigo confiando en las personas, sigo pensando que hay más gente buena que mala, y que es mejor ser una buena persona que vivir sumido en el rencor, el odio o el malpensar. Sigo sintiéndome mejor sonriendo, siendo amable, dejando lugar a la duda cuando veo que alguien hace algo que no me parece lo adecuado, sigo siendo empática y pienso que algo les estará pasando o les habrá pasado para actuar así, lo cual no quiere decir que lo acepte, pero sufro menos, y eso es lo que busco en esta vida, vivir tranquila, conmigo y con mi entorno, asumir mis responsabilidades y poder mirarme cada día y sentirme bien, da igual lo que hagan los demás, solo yo me acompaño en cada momento de mi vida y los que se unen a ratitos, seguro que también me dan lo mejor de sí, si yo lo hago antes.

Es importante vivir en coherencia con una misma, hay que aprender a quererse bonito para poder querer bonito a los demás, hay que asumir las consecuencias de nuestros actos, las buenas y las menos buenas, tenemos que responsabilizarnos de la parte que nos toca como individuos que pertenecemos a un todo, así, ese todo, funcionará mejor, para uno mismo y para el resto, hay que aceptar y acariciar todas nuestras versiones, pues todas forman parte de nosotros, no son mejores ni peores, nos equilibran, siempre que las permitamos ocupar el espacio que necesitan.

Algo que puedo reconocer que me hace sentir más plena que nunca es la capacidad de emocionarme, sin importarme con quién, con qué, ni cuándo…No hay que reprimir las emociones, éstas tienen siempre sentido porque parten de adentro y ahí no hay reglas, emocionarse por casi cualquier cosa es tan sano… dejar salir esa emoción nos hace tanto bien, no sé si me explico. Igual pasa con cómo nos sentimos, sea más o menos bonito ese sentimiento, tenemos que respetarnos en cualquier estado emocional, no todos los días lucen igual, algunos ni siquiera lucen, pero son necesarios si es eso lo que nos nace, no nos culpemos por no estar al 100% cada día, vivámoslo como viene y sigamos hacia adelante. Si te reconoces en lo que sientes, todo es mucho más fácil, y los demás seguro que lo entenderán si tú lo entiendes.

Creo que, como el tiempo, todo es relativo y así debemos vivirlo, no hay todos o nadas, lo más importante es saber quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos en este momento, que puede ser un lugar diferente al que creíamos que íbamos ayer o al que vayamos mañana, vivir conscientes, presentes en el ahora, mañana quizá es tarde y lo de ayer ya pasó… Puede que lo más importante sea no olvidar nuestras raíces, sentirnos orgullosas de nuestros orígenes, fueran ideales o no, somos lo que somos por todo lo vivido, nunca hay que renegar del pasado, sin él, no seríamos quienes somos hoy.

Hace unas semanas, Carlos del Amor, un ser con una luz muy especial, entrevistó en La matemática del espejo a José Sacritán, al cual siempre he admirado mucho, no solo por su trabajo y trayectoria, que también, sino por su sensatez, su humanidad y su nobleza, y en ella habló en gran parte de esto, de raíces, de respeto, de honradez, de bondad… y me pellizcó un poquito el corazón. Son de esas entrevistas que deberían ponerse en prime time en la cadena principal, el mundo necesita más de esto y menos de lo que habitualmente consumimos.

Os dejo el link de la entrevista por si no la habéis visto y queréis hacerlo: https://www.rtve.es/play/videos/la-matematica-del-espejo/jose-sacristan/6237815/

Gracias por permitirme un año más divagar a vuestro lado y cerrar estos 12 meses consciente de mí misma. Disfrutad, en la medida de lo posible, de este fin de año y de lo que queda de fiestas y, sobre todo, disfrutad de cada día de este nuevo año, da igual la fecha que sea, cada día es único y es una oportunidad para ser feliz. 


Cuidaos mucho, cuidad a los que os rodean, querer bonito y dejaros querer. 

Gracias siempre por acompañarme y hacer del camino un lugar agradable de transitar  ❤

Ana