Tú ya sabes cómo

"Ya no eres
ni estás
ni quieres
ni sientes
ni soy,
ni te espero
ni te ansío.
Pero tú ya sabes cómo mentimos los poetas".

Lo más bonito

¿Hay algo más bonito en esta vida que ser importante para alguien? 

¿Hay algo mejor que compartir, con quienes bien te quieren?

Por suerte, estoy rodeada de un montón de gente que me quiere, siempre fue así, siempre hubo alguien que me dijera que era importante en su vida, que era su amiga, que era su compañera, que era su ángel, que era su luz, que era su confidente, que era su amante, ..., siempre hubo alguien a quien animar o con quien reír, también con quien llorar, o a quien pedir ayuda, así como alguien por quien correr para salvarle o cogerle de la mano para seguir adelante.

¿Hay algo más bonito? No, no lo hay. 

Mires donde mires, lo mejor del mundo son sus gentes, lo mejor de tu vida son los demás, lo mejor siempre está en dar y recibir, lo mejor de compartir con otros es la posibilidad de llenarte de sus experiencias, de las alegrías y las tristezas que comparten contigo, y vaciarte de igual modo con ellos. No hay mejor regalo que sentirte parte de alguien y de algo, estar ahí porque los demás te quieren ahí.

Acabo de recibir una muestra de esto que hablo, alguien en quien confío plenamente y que confía en mí, que comparte conmigo así como yo hago, alguien que siempre me hizo sentir querida y comprendida. 

Es el ejemplo perfecto de lo que antes comentaba, es el tipo de persona que siempre está ahí, que te hace necesaria y además es libre e independiente, que siempre acude si lo necesitas y que sabe ponerse en el lugar de los otros, pase lo que pase.
Alguien así solo puede, y debe, estar rodeada de gente que le quiera y le cuide, que le apoye y le haga sentir bien cada día, que le haga sonreír y le acompañe cuando de llorar se trate. Sólo quienes sepan ver eso estarán ahí para hacerle feliz y lo que descubrirán será la felicidad propia como moneda de cambio.

¿Hay algo más bonito? Lo más bonito eres tú 

Ana



Punto Negro

Cierto día, un profesor entra al aula y le dice a los alumnos que se preparen para una prueba sorpresa. Todos se pusieron muy nerviosos, mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal hacia abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta que él explicara en qué consistía la prueba.

Una vez que entregó todas las hojas les pidió que las dieran la vuelta y miraran el contenido. Para sorpresa de todos era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto. Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo: "Ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo".


Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en el frente del escritorio y comenzó a leer las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción, se referían al punto negro de diferentes maneras.

Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

"Este examen no es para darles nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro. Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.

La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor, siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por nuestra familia, por los amigos que nos apoyan, por el empleo que nos da el sustento, por los milagros que nos suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, o la decepción con un amigo.

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente en todo momento. Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada momento y Sé Feliz.

Anónimo

Papel Mojado - Mario Benedetti

Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado

Mario Benedetti

Preferentes, eso debían ser ellos...

Viviendo en el centro de la capital son muchas las manifestaciones que me encuentro al volver a casa, especialmente en los últimos meses, quizá años... La situación está complicada y la gente necesita salir a la calle a manifestarse, es lo único que podemos hacer, es lo único que le queda al pueblo después de que lo hayan engañado, robado, apaleado y pisoteado. Aun así sirve de poco pero esas son las armas del pueblo, al menos hasta que decidan coger otras, que en ocasiones, vista la situación, parece raro que no se hayan dado ya casos de asaltos o ataques ... 

A pesar de encontrar cada semana manifestaciones, a las cuales, en ocasiones me he unido durante parte del recorrido, uno no se acostumbra a ellas, no se acostumbra a esa emoción que sientes cuando entras en el centro de la manifestación, entre la gente afectada, los posibles despedidos de sus empresas, aquellos a los que les han recortado el sueldo una o más veces, aquellos que han sido estafados por constructores o banqueros. 

El otro día, el 14 de Noviembre, fue diferente, subía por Gran Vía y vi que algo pasaba más arriba pues había furgones policiales, estaban desviando el tráfico, ..., cuando seguí subiendo vi que se trataba de una manifestación, al acercarme por detrás de la misma comprobé que era diferente al resto, se veía mucha gente mayor, personas de edad avanzada con pancartas que cantaban y gritaban lemas de lucha e indignación. No era una manifestación tan numerosa como algunas otras que he visto de educación o sanidad pero era ruidosa a la par que tranquila. Cuando me puse a la altura del centro de la manifestación me di cuenta de que todas o casi todas las personas que participaban en ella eran mayores, entonces vi las pancartas y los carteles, eran afectados por las participaciones preferentes.

Me acerqué e hice algunas fotos, no eran muchos pero no pude evitar sentir un vuelco al leer algunas de las pancartas donde insultaban a los responsables de su pesar, donde decían que les habían robado, que les habían quitado lo poco que tenían y no podían recuperarlo, quizá la pancarta que mejor lo definía era una que decía: "No somos inversores. Somos AHORRADORES" y sé cuánta verdad hay en esas palabras, porque quizá otras generaciones posteriores no han sido como ellos pero si alguien se ha dedicado a trabajar y a ahorrar toda su vida, a costa de quitárselo de placeres y caprichos, han sido nuestros mayores, los abuelos que han sabido hacer malabares con su dinero para poder sacar honradamente a sus familias adelante, que no han salido de viaje, que les tocó trabajar de niños y lo hicieron hasta casi ancianos para que sus hijos tuvieran lo mejor, que además de poder ayudar a sus descendientes, cobran muchos de ellos una pequeña pensión y aun así han sabido ahorrar y cuando la vida les daba un respiro, cuando podían disfrutar un poco .... les engañaron diciéndoles que podrían rentabilizar sus ahorros y ahora no tienen nada, lo poco que pudieron tener a base de esfuerzo ha desaparecido como por arte de magia, aunque bien sabemos que no es magia lo que ha pasado...



Tras hacer estas fotos me disponía a desviarme ya hacia mi camino habitual y al darme la vuelta escuché: "¡Oye, chica! La de la cámara, la que ha hecho el retrato...¡ven aquí!"
Por un momento pensé que quizá les hubiera podido molestar que hubiera hecho alguna foto, me volví preparada para pedir disculpas y cuando me giré me encontré con un hombre y una mujer que sostenían una pancarta, aparecen en la tercera foto que hay encima de estas líneas, ambos se pusieron frente a mí, estiraron la pancarta, el hombre gritaba: "¡haz fotos, haz fotos!" y comenzó a decir que les habían robado, que eran unos sinvergüenzas y que no estaban en la cárcel, que ya no tenían lo poco que habían conseguido ahorrar,  que la gente tenía que saberlo, etc...
Mientras, la mujer, me sonrió y me dijo, algo más calmada pero con mucha fuerza: "Sácanos de cerca, saca lo que está pasando y publícalo en Internet y en el Facebook ese, que nosotros no sabemos ni podemos hacer más porque nos han robao'" 
Si antes ya me había parecido duro ver cómo nuestros mayores no dejaban de pasar calamidades, cuando pasó esto se me encogió el alma, ¿cómo puede estar pasando esto? ¿cómo podemos estar dañando las bases de nuestra sociedad de este modo? ¿cómo pueden haberse hecho así de mal las cosas y que no pase nada?

Aunque lo hubiera hecho de cualquier modo, tras la petición formal de estos señores, aquí queda publicado el relato de lo que está pasando, del mundo que vivimos, de la mentira que nos quisieron hacer creer alguna vez aquellos que hoy siguen en el poder y que de momento no ha pagado por nada de lo que hicieron. 
Aquí queda este post, en honor a nuestros mayores que, a pesar de todo, siguen sacando este país adelante permitiendo en muchas ocasiones que sus familias subsistan gracias a sus escasas pensiones, como lo hicieron de jóvenes cuando les tocó vivir otra farsa quizá peor que esta.


Y a pesar de todo...ellos no pierden ni la fuerza ni la sonrisa. ¡Ojalá puedan recuperar sus ahorros y vivir tranquilos!
Ojalá aprendamos algo de ellos, tienen mucho que enseñarnos aún...

Ana 

C5, Sevilla Tour

He estado unos días en Sevilla y he de decir que es una ciudad maravillosa, un museo en sí misma, una ciudad para perderte por sus callejuelas o para pasear a la orilla del río admirando su belleza, pero si algo me ha llamado la atención especialmente es su gente, como casi siempre que viajo, es lo que termina de completar una ciudad, es lo que hace que sea bella desde adentro, que tenga un calor propio y, sobre todo, personalidad.

He estado unos días en Sevilla y he de decir que es una ciudad maravillosa, un museo en sí misma, una ciudad para perderte por sus callejuelas o para pasear a la orilla del río, admirando su belleza. Pero si algo me ha llamado la atención especialmente es su gente, como casi siempre que viajo, es lo que termina de completar una ciudad, es lo que hace que sea bella desde adentro, que tenga un calor propio y, sobre todo, personalidad.

En este caso, en Sevilla, viví muchos momentos en los que pude apreciar la amabilidad de su gente, la cercanía, el amor que sienten por su ciudad, cómo te hablan y te guían siempre que pueden, se interesan por tu ciudad de origen, te preguntan el tiempo que estarás, te recomiendan dónde ir y qué hacer casi siempre pero hubo un lugar en concreto donde pude sentir todo eso elevado a la n-ésima potencia, fue en el autobús C5, se trata de un microbus que sigue una ruta circular bastante larga siendo el único bus que entra en la zona del centro histórico y por lo que pude comprobar sobre todo mueve gente de edad avanzada, mayores con sus muletas, con sus bolsas de la compra y con su tranquilidad e historia.
Entre ellos parecían conocerse todos, entiendo que muchos coincidirán a diario y eso hace que al entrar en el autobús parezca que estás junto a una familia o un grupo de amigos, luego pude comprobar que algunos sí se conocían pero los que no parecían tan habituales en seguida comenzaban a serlo. 

En el momento en que detectaron que iba de turismo, de la forma más natural del mundo, tanto que no recuerdo como comenzó a ocurrir, algunos comenzaron a explicar las iglesias y los edificios que íbamos pasando, comentaban lo que veíamos y acompañaban al nombre de la edificación, en muchas ocasiones, de historias de antaño o tradiciones populares que conocían. De repente el autobús se convirtió en un autobús turístico de gran calidad, sobre todo por las raíces de aquellos que contaban la historia de la ciudad, por el amor y la pasión con que lo hacían, así como la voluntad de dar lo mejor de ellos y de su ciudad al visitante, fue muy emotivo.

Con ellos pude conocer cómo las Hermanas Clarisas hacían dulces artesanos, según una señora los mejores dulces que se puedan probar, así como la tradición de la suelta de pájaros y cantos de las monjas en la misa de Nochebuena, también pasamos cerca de la casa en la que nació Velázquez, hicieron recomendaciones sobre lo que no se podía dejar de ver, como la Iglesia de El Salvador, he de decir que tras visitarla estoy totalmente de acuerdo con esa opinión y así fuimos durante el tiempo que duró el viaje en autobús hasta la Catedral, la cual, según dijeron los compañeros del C5, es la tercera más grande del mundo. Y es que ya en su construcción se pretendía estar entre las más grandes pues cuenta la historia que los cristianos de la Reconquista, tras demoler la Mezquita que sustituyó la actual Catedral dijeron "Hagamos una iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos" 
Y no puedo dejar de contar la interesante leyenda de María Coronel, que relataron al pasar el bus por la calle que lleva su nombre. "Según cuenta la leyenda que María Coronel, hija de un noble castellano y una dama sevillana, se casa con Don Juan de la Cerda en época de Pedro I, el Cruel. Don Juan de la Cerda se levanta en armas contra el rey y es apresado y condenado a muerte. María ante la noticia suplica al rey el indulto y éste se lo concede pero cuando esto sucede, Don Juan ya había sido asesinado en la Torre del Oro. 
Pedro I quedó prendado de la belleza de María Coronel y se dedicó a perseguirla y acosarla para conseguir tenerla a su lado, ella huyó del Rey y se escondió en el convento de Santa Clara, tras haber perdido todos sus bienes a manos del Rey. Don Pedro I no desiste en su empeño de poseer a María Coronel y aunque las hermanas clarisas la esconden y la cuidan, el Rey da con ella y cuando entra en el convento para llevársela ella corre a la cocina y se vierte a sí misma el aceite hirviendo de una sartén sobre la cara, desfigurándola para siempre y evitando así seguir despertando el deseo en el Rey"
Como se puede comprobar los amigos sevillanos del C5 no escatimaron en detalles, historias y leyendas de su ciudad, orgullosos de ella presumían de sus calles, templos y belleza pero sobre todo eran amables, con don de gentes y cercanos y consiguieron que la ruta en bus fuera una de las más agradables. 

Probablemente esta fue una de las mejores rutas turísticas por Sevilla por tan sólo 1,40 €.


Una maravillosa ciudad la de Sevilla, tanto como sus gentes.

Ana

Buenos Humos

Desde finales de julio de 2011 comencé a tomar conciencia de la necesidad de abandonar ese mal vicio que que me acompañaba en tantos instantes de mi vida, sí, me refiero al tabaco, ese falso amigo que es capaz de dominar tu tiempo y tu vida casi sin que te des cuenta, ese falso compañero que crees que te ayuda, que te relaja, que te da fuerza, que te hace una persona fuerte y segura, que te apoya socialmente, que te acompaña....sí, eso es lo que la mayoría de los fumadores decimos del tabaco, eso es lo que llegamos a sentir y sin el cigarrillo en la mano ... no somos lo mismo...

Fue tarea complicada romper con una relación de tanto tiempo, a mis 33 años llevaba fumando de forma habitual unos 15 ya...demasiado tiempo. Aunque con esto del fumar hasta un día, una semana...es demasiado tiempo...

Desde finales de julio estuve probando diferentes técnicas para tomar conciencia de la necesidad, no tenía demasiada confianza en mí misma, ya una vez había errado, en realidad esa vez no hubo tanta verdad en el intento pero era inevitable compararlas. Durante los meses de julio y agosto me dediqué a contar los cigarros que me fumaba cada día, en ese momento me di cuenta de que eran muchos más de los que yo creía, no por el número en sí mismo si no por los momentos en los que los consumía, me di cuenta de que no era consciente de la mayoría de los cigarros que fumaba y cuando intentaba tener conciencia me percaté de la ansiedad que me generaba intentar controlarlo o no fumarme alguno de ellos.

En todo este período tuve la suerte de contar con mucho apoyo por parte de personas que decidieron preocuparse por mí y gracias a la presión que ejercieron sobre mí pude sentir el miedo, la vergüenza, la dependencia y un montón de sentimientos que te hacen ver y valorar lo que estás haciendo y lo que supone.

Después de contar cigarros cada día comenzó la etapa de llevar los cigarros justos que decidía que iba a fumar en el día y... esa fue una prueba muy dura, esa fue la prueba que me demostró que era una adicta, muy adicta, me sentí una "yonki" total, me sentí triste, muy triste...yo me tenía por una persona inteligente, seria, responsable, madura, con las ideas claras, feliz...y sin embargo, cuando te privas de esa basura de forma consciente y sabes que no tendrás mas que tres cigarros en todo el día fuera de casa, cuando comienzas a sentir la necesidad bajando la calle que te lleva al trabajo y enciendes un cigarro y sientes el "placer" de esas caladas pero casi mides cuánto se consume con cada una de ellas y decides apagarlo para poder tener más para después...ese momento es duro, muy duro.

Durante esos días aprendí a concentrarme en un punto en la pared, en una voz, a respirar profundo, con el estómago, tumbada en la cama para conseguir relajarme, dormirme y así evitar fumar...aprendí muchas cosas, sobre todo aprendí de mí, de mis debilidades, de mis miedos...Aprendí y me enseñaron, hubo quien me llevó de la mano.

Contado así parece algo muy grave, muy duro, muy feo...quizá no fue tan dramático físicamente pero sí fue algo muy intenso emocionalmente. 

Pasado el verano, y casi concluido el mes de septiembre me di cuenta de que todo el esfuerzo realizado no tendría sentido si no había un final cercano, un final real, nada de medias tintas ...así que comencé a valorar alternativas, por primera vez estaba convencida de verdad que tenía que poner freno, haberme visto en esa situación de dependencia, haber sentido tan cerca cómo otros que se preocupaban por mí podían hacerme sentir débil por algo tan insignificante y malo como es el tabaco, eso tenía que tener un final y pensé en recibir algo de ayuda externa...Me habían hablado de un tratamiento a base de pastillas que ayudaban a combatir la ansiedad y hace que el fumar sea menos placentero. Dado el éxito de quien las había probado y mi propia convicción, sin eso no hay nada, opté por comprar las pastillas y poner fin a este mal vicio...

El tratamiento consistía en varias fases y en cada una de ellas tomabas más o menos dosis del compuesto, se exige marcar un día para dejar de fumar, durante los primeros días puedes seguir fumando pero llegado el día elegido para dejarlo has de hacerlo así ... Fue dicho y hecho, comencé el tratamiento y me puse como día para dejar de fumar el 1 de noviembre, por tanto el día 31 de octubre fumaría mi último cigarrillo...
Durante los primeros días en los que podía seguir fumando así lo hice y no tenía la sensación de notar efecto de estas pastillas en mí, sí hubo algún momento en el que no me apeteció terminarme algún cigarro ya encendido pero en general seguí fumando, algo menos, como venía haciendo de meses anteriores pero sin dejarlo...

Y por fin llegó el día 31 de octubre de 2011, ese día fumé normal, no pensé mucho en ello y después de cenar me quedaban dos cigarros en el paquete que tenía, me fumé uno tras la cena y otro antes de dormir...no me acosté con la misma sensación que otras veces que pensé en dejarlo al día siguiente, no me acosté muerta de miedo por haber tirado el paquete de tabaco vacío y no tener más, no me acosté pensando .... "mañana no podré fumar...horror!", simplemente me acosté y me dormí.
A la mañana siguiente me levanté y me sentí renovada, me sentía bien, eso sí, estaba más nerviosa, estaba inquieta, me faltaba algo, no sabía cómo hacer o en qué invertir bien mi tiempo, paseé un rato, era festivo, descansé y dediqué mi tiempo a mis cosas, cuando esa noche me acosté sin haber comprado tabaco, sin haber salido a por un cigarro sin haber fumado...supe que comenzaba una nueva vida...

Es cierto que durante las siguientes semanas, los siguientes meses el tabaco estuvo muy presente, me enfrenté a situaciones de estrés y de ánimo complicadas sin tabaco y notaba su ausencia, tenía la sensibilidad a flor de piel, tenía ansiedad, especialmente por la noche, y así pasó muuuuucho tiempo, cada vez era menos necesario, cada vez el tabaco estaba menos presente pero estaba. A la hora de salir, de tomar una copa, después del café, cuando pasabas por la puerta de un bar donde había gente alrededor fumando sentías como cierto alivio al oler el humo, durante un tiempo agradecía ir detrás de alguien que fumaba para poder hacerlo...curioso, pero así era...Poco a poco, muy poco a poco, y de forma bastante tranquila todo eso pasó. He de decir que sólo tomé una fase de las pastillas pero hay varias más para que te sigan ayudando en el proceso, yo me sentí fuerte para intentarlo sola y salió bien.

Un año después aún había momentos en los que me hubiera fumado un cigarro, sin embargo ya no me agradaba ir detrás de alguien que fumara, era más incómodo y desagradable notar el humo del cigarrillo. Para mí era fantástico poder bajar en el trabajo a descansar con los que fumaban y darme cuenta de que no me apetecía, e incluso si alguna vez sí me apetecía, darme cuenta de que no lo haría, había pasado demasiado, y aún me sentía, y me siento fumadora, y débil antes este tema, como para cometer ese error...intento tenerlo muy presente para evitar caer en ello de nuevo, me da miedo en realidad. A partir de este primer años se dieron en ocasiones sueños en los que fumaba, en los que caía de nuevo en ello y me sentía bien hasta que tomaba conciencia de lo que estaba haciendo, de hecho me he levantado alguna mañana con la duda de si  lo hice o no por lo real del sueño, pero no...y es un alivio.

Dos años después la palabra que mejor puede definir cómo me he sentido todo este tiempo sin fumar es...LIBRE. Sí, aunque cuando eres fumador no eres consciente, una de las cosas que más te resta el tabaco es libertad pues estás plenamente sometido a esa adicción, te organizas en torno a ella, descansas en el trabajo según las necesidades de fumar, justificas ciertas cosas sólo para poder ir a fumar, te agobias si te convocan a una reunión y no habías bajado a fumar, te agobias si, aunque hubieras bajado antes, se alargara mucho, sientes que eres, a día de hoy es así, un bicho raro por hacer algo que es dañino y perjudicial además de un hábito, por suerte, socialmente mal visto, ...son muchas las cosas que siendo fumador pasas por alto.

El título de este post es el mismo que el 'Asunto' de algunos mails que cruzamos mi hermano y yo durante mis primeros días de abstinencia, en el primer mail, el día 3 de noviembre de 2011 él comenzaba así: "Me parece recordar que con el mes de noviembre comenzaba una nueva etapa en la que olvidar los malos humos y rodearse de un aura limpia y un interior limpio también [...] te mando un correo para darte ánimos en tu empresa y empujarte a empezar mañana mismo si no lo hubieras hecho el día 1 como era tu intención [...] ¡Hay que hacerlo!
Le sobraba razón

Sinceramente, dos años después aún puedo sentir lo que pasé aquellos días y sin embargo, aún alguna vez aunque muy lejana y vaga, siento ese momento de..."me fumaría un cigarrito", pero no, a día de hoy tengo más miedo a volver a pasar por lo mismo que ganas de probar...

Sólo me queda agradecer a todos los que me acompañaron en esta andadura, cada uno a su modo, a todos los que se alegraron, porque me quieren bien, de que saliera de ese humeante mundo, a todos quedo más que agradecida por haberme dedicado aunque sólo fueran 10 minutos de su tiempo para decirme que lo intentara, para decirme que podría, para felicitarme por haberlo hecho, y muchas veces al seguimiento de mi abstinencia, de mi progreso, a los empujones para dar el paso, a la rabia y el coraje con los que encendieron la mecha de mi conciencia, ¡GRACIAS!

Termino con el pensamiento que hice público en las redes:
"Hoy hace dos años ya...
Una de mis mejores decisiones, uno de mis mayores retos, una de mis peores luchas, uno de mis mayores éxitos. Espero que pasen muchos años más.
Quizá vaya siendo momento de nuevos retos"



Ana