¡Ojú, qué Caló!

Madrid. 
19 de Agosto de 2013. 
16:05h. 
Calle Emilio Muñoz. 
37º según AccuWeather.com en mi móvil.

Miras a tu alrededor y sólo hay algún coche y tres personas en la calle, un señor que está montando en su vehículo, una chica que espera en la parada de autobús de la acera de enfrente a la mía y una señora que camina hacia dicha parada. Yo estoy en la sombra, en la única sombra que hay en mi acera en ese momento y que es la que da la propia parada de autobús, lo justo para no estar al sol. Noto el calor, cómo todo es como más pesado y denso pero aun así las ramas de los árboles se mueven, hay cierta brisa y a la sombra...casi podemos decir que se puede estar, no mucho rato pero se puede. 

Cuando observo a la señora que camina por el sol, cruzando la calzada y dirigiéndose a la parada es cuando me doy cuenta de que pareciese que arrastre varios sacos cargados tras de sí, o sobre sí misma incluso. Ese es el calor que yo sentí momentos antes de llegar a mi pequeño reducto de sombra, ese que parece que se abraza a ti, que se posa en tus hombros, que se agarra a tus piernas como esperando que lo arrastres con cada paso, es en esos momentos cuando me pregunto....."Esa gente que dice que es un gusto que haga calor, ¿no piensa en esto cuando lo dice, no? No piensa en el asfalto de Madrid al sol que incrementa en muchos grados la temperatura real que el propio sol ya da..."

Es en estos días cuando comprendo esa maravillosa frase que los que hemos veraneado en pueblos hemos oído a cada salida de casa de una de las paisanas: "¡Madre, qué fuego hace!" y sí...nada lo define mejor....

En esos días, mejor estar a cubierto y esperar con mucha paciencia que pase y llegue el maravilloso otoño, sí he dicho eso, no es una errata, en días así el otoño me parece lo más maravilloso que podemos tener....

Hale, a disfrutar el veranito!

Ana

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